Mis amigos y yo solemos hacer alguna vez al año una que otra jornada de pesca más organizada y currada que las que hacemos normalmente, y generalmente esta pasa por preparar un cebadero, ir durante varios días a donde queremos pescar para en cada uno echar algo de comida al agua para atraer y mantener la pesca en la zona.
Esta vez no era la primera que lo hacíamos pero si iba a ser la primera vez que realizabamos el experimento de probar a hacerlo con cebos completamente caseros. Para ello fuimos a una fabrica de piensos y grano y compramos un saco de 20 kilos de maiz y otros tantos de trigo con la idea de cocerlo nosotros mismos.
Con el trigo y el maiz en nuestras manos nos fuimos a la deshabitada casa de la bisabuela de uno de nosotros, donde había una antigua cocina de lumbre. Como comprendereis, cocer en cocina de butano o vitroceramica semejante cantidad de grano se haría increiblemente lento, amén de una factura y gasto importante😅, por lo que lo más coherente hacer un fuego y cocerlo allí. Así que una casa con cocina de este tipo era perfecta para poder hacer lumbre sin riesgo y sin que nos mandasen a tomar por saco por calentar la casa ni nos multasen, dado que estabamos a mediados de agosto con treinta y pico grados 😅
Dejamos una noche a remojo el maiz, como si de un unos garbazos se tratase, y los pasamos al día siguiente a un barril metálico que iba a ser nuestra olla. En ella junto con el grano metimos un kilo de azucar y varias cabezas de ajo chafadas, para darle gustillo.
Quizá por el calor que hacía no tardó más de una hora en cocerse, y por la misma razón casi nos cocemos nosotros 😂 El calor que puede llegar a dar una lumbre en agosto jaja (y lo que picaba en los ojos el humo de madera de olivo).
El paso siguiente fue envasarlo en garrafas de agua vacías, de las de 5 litros, para poder transportarlo hasta el río cuando fuesemos a echarlo y consevar lo demás porcionado en un arcón para los demás días.
Hay que decir que la idea de congelarlo fue un acierto. El primer día tuvimos que lanzar el "pienso" al agua con los tirachinas cebadores, lo que resultó ser tedioso y cansino, pero en los demás el grano semicongelado podía partirse en trozos y lanzarse cual piedras (alguno puede que piense que por qué no usamos barquita o algo, pero bueno, eso da para otro blog).
Finalmente llegó el día de probar si nuestras ideas peregrinas habían dado algún fruto, y el resultado fue una increible jornada de pesca, llena de picadas y sacando varias carpas de buen tamaño, echando el día en el río y disfrutantando de una comida en el campo. A pesar de que se nos escaparon algunas carpas bastante grandes (en nuestra defensa hay que decir que por ese momento ninguno teníamos cañas ni aparejos preparados para ejemplares grandes) y que por la tarde nos llovió un poco (tocó mojarse para sacar una de las carpas) y la actividad bajó mucho, nos fuimos con muy buen sabor de boca y sensación de éxito.
Más adelante quizá escriba otro blog con algunas recetas de estas que nos hemos sacado de la managa, por si a alguien le interesan jaja
Un saludo y buena pesca.
Por aquí os dejo fotitos de algunas de las capturas.
