Hoy os cuento la segunda parte y el final de esta bonita historia.
Estaba contenta, pero quería cambiar la técnica quería más peces. Y decidí cebar más… Recuerdo que acababa de comer, eran las 3 o 4 de la tarde, la hora que más calor hacía. Cebe, y la mano me dolía mucho, y la verdad no podía mucho más. Pero fue el punto clave… Acabe de cebar, subí al campamento, y de repente empezaron a sonar mi receptor, no me lo creía ¿Tan rápido? Fue el punto de inflexión, de una sesión muy dura, pero muy fructífera.
Hay me dí cuenta, que la pesca no es suerte, es esfuerzo. La pesca es un porcentaje muy pequeño de suerte. Pero si que es verdad que lo importante, es que seas constante y no rendirse. Y esto lo he aplicado para mi recuperación. Ha sido dura, por que no podía hacer nada con mi mano principal… Pero poco a poco he vuelto a ser yo. Y por fin puedo decir que puedo volver a pescar.
Con limitaciones, por que me duele. Se que tampoco puedo forzar mucho la mano. Pero se que me esperan muchos peces, y muchas alegrías en la orilla. Nunca había vuelto con tantas ganas. Esperar leer mi próximo artículo. Por que seguro que os traigo buenas noticias… De momento os dejo con unas fotos, de esta última sesión.
Unos peces, que en el cebadero tenían bola, para que no se metiera talla pequeña. Que les gusto un cebadero grande, pero cerca de la orilla. A unos 70 metros de distancia. Y el río estaba muy bajo. Por lo que el caudal tampoco era muy grande. La media fue de carpas fueron 11 KG.
Ahora mismo ya estoy pescando a tope con mis dolores. Pero hemos vuelto !
¡Nos vemos por las orillas!